jueves, 6 de abril de 2017


"SI ENSEÑAS A LOS ALUMNOS CON EL PASADO LES ESTÁS ROBANDO SU FUTURO"



Esta viñeta habla por sí sola... ¿Por qué seguimos haciendo las cosas de manera tradicional y utilizando la misma metodología cuando es evidente que debemos adaptarnos a las necesidades de la sociedad actual?

           Es evidente que los tiempos han cambiado, no se puede discutir: las herramientas utilizadas en el ámbito educativo y que tenemos al alcance de nuestra mano han evolucionado a lo largo de los años, así como lo ha hecho la manera en la que intervenimos en el proceso de enseñanza-aprendizaje de nuestro alumnado.
            La figura del docente como fuente de información, que todo lo sabía, que siempre tenía razón y al que había que casi temer ya no es válida. Tampoco lo es utilizar una metodología que se basa en el uso exclusivo de un libro de texto que hay que seguir a pies juntillas ni el mecanismo de estudio basado en la memorización de datos sin otro objetivo que el de acordarte de todo el día del examen para obtener una nota que va a “definirte” para el resto del curso. Todo esto está obsoleto, aunque no quiere decir, por desgracia, que sea inexistente pues aún nos encontramos este tipo de docentes dentro de algunas aulas.
            La renovación metodológica ya es una realidad pues cada vez son más los docentes que asumen un papel crítico hacia su práctica docente, intentando averiguar qué ha funcionado y qué no dentro del aula con sus alumnos y alumnas, cada vez son más aquellos que apuestan por una formación permanente y que se atreven a utilizar herramientas desconocidas pues ven en ellas un enorme potencial para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje que, en realidad, es nuestra labor. ¿El único enemigo a batir? Pues diría que nuestra comodidad. Comodidad porque ya tenemos material elaborado, ¿por qué no utilizarlo?, comodidad porque tenemos ya las programaciones redactadas, ¿por qué no va funcionar igual que con el curso anterior?, comodidad porque ¿para qué voy a ponerme a hacer nuevas cosas que me llevan un montón de tiempo para que luego no las valoren?


             Nosotros, docentes, debemos pasar sigilosamente a un segundo plano dentro del aula donde nuestro papel pasará a ser el de guía y acompañante en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Ya lo he mencionado antes, esta generación del siglo XXI ha cambiado, las nuevas tecnologías e Internet generan otro tipo de conocimiento y nosotros debemos encargarnos de darle forma a un pensamiento creativo y no memorístico en el que el aprendizaje por descubrimiento sea primordial, donde el pensamiento sea global intentando conectar todas las áreas de conocimiento de manera interdisciplinar, desarrollando competencias y habilidades que les permitan ser más resolutivos, fomentando la capacidad de reflexión, la libre expresión de sus opiniones, la escucha a compañeros así como potenciar la creatividad y la imaginación en el alumnado.
            Dentro de esta innovación pedagógica se ha de incluir un aspecto fundamental del proceso de enseñanza-aprendizaje como lo es la evaluación ya que este proceso es el que permite comprobar el éxito o la necesidad de mejora de nuestra práctica docente al igual que para los alumnos y alumnas les permite demostrar los conocimientos y habilidades que han adquirido a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, se ha constatado que los alumnos y alumnas se centran más en superar las pruebas que en realmente aprender pues el aprobar los exámenes, por ejemplo, se convierte en la meta a alcanzar y esto se debe, en parte, a que los docentes le hemos otorgado excesiva importancia a los resultados finales y nos hemos olvidado de evaluar el proceso. Para intentar revertir esta situación y conseguir que los alumnos aprendan lo que queremos que aprendan y así, la actividad del estudiante corresponda con la intención del docente podemos seguir la teoría del Alineamiento Constructivo que propone John Biggs[1] en la que, según él, intervienen la intención de los profesores (qué quieren que aprendan), la evaluación (lo que se les pide a los alumnos que sepan) y la actividad de los alumnos (aprenden lo que se les pide en la evaluación para conseguir el éxito). Entonces, si la evaluación no está adaptada a lo que se pretende que adquieran, será imposible que lo adquieran porque los alumnos van a aprender sólo lo que les permita aprobar, es decir, se centran en la evaluación.



[1] John Biggs. Taxonomía SOLO y teoría del alineamiento constructivo: https://youtu.be/_Vy_DNvmZRQ; https://youtu.be/2DMnYxc3ank ; https://youtu.be/AuCG0kdj5DQ


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